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jueves, 4 de agosto de 2011

CRISIS DE LA RAZÓN CIENTÍFICA

La ciencia de hoy se asemeja a un gigante de piernas enormes: en una de ellas se encuentra sentada la industria militar y bélica, en la otra, el sistema financiero. El fundamentalismo de la ciencia asoma por cada puerta de la vida cotidiana, con la pretensión de dominar al hombre y a la naturaleza.

Se recomienda escuchar "Mundo Agradable" de Serú Giran (Argentina), antes y durante la lectura de la nota, prestando particular atención a la letra.



Dados los mecanismos y condiciones de la producción científica, las tendencias de la investigación, el acelerado ritmo y el sofisticado nivel de desarrollos y avances tecno-científicos, pronto la ciencia podría quedar desconectada de los problemas más inmediatos que afectan a 3/4 partes de la humanidad y -huérfana de epistemología- fundando un totalitarismo político-social casi inimaginable.

Wall Street, la principal Bolsa de Valores del planeta, alberga cientos de compañías de biotecnología, nanotecnología y tecnologías de información, cotizan allí sus acciones, transformando a la ciencia en uno de los principales motores de los mercados financieros. Foto: wallstreetgreek.com


De consolidarse esta tendencia, la libertad académica y de investigación, serán un viejo trofeo cubierto con el polvo de la nostalgia y el fundamentalismo científico, hará su ingreso triunfal en la escena de la historia.

Esta descripción que parece apocalíptica, deja de serlo cuando observamos que hoy, una buena parte de las tendencias en la investigación científica, están decididas por los portafolios de los inversionistas y esos portafolios son parte substancial de los mecanismos de industria de la ciencia. Curioso resulta el término "industria de la ciencia", que sin embargo, describe con exactitud las formas actuales. Máxime cuando pensamos que este concepto, por cierto, fue acuñado en los pasillos de las instituciones financieras.

Así las cosas, la carrera de las ciencias hoy, no es por la consecución del antiguo "Eureka", sino por la obtención de patentes. La comprensión de la naturaleza o las soluciones a los problemas en los que se debate y abate la humanidad, pueden esperar.

La ilustración muestra a Arquímedes deslumbrado por su hallazgo ("Eureka", en griego, "lo encontré"). Señala la diferencia sustancial entre una ciencia que descubría principios e intentaba comprender la naturaleza de la actual, que introduce mejoras e intenta dominar la naturaleza. Fuente: lacasadegauss.wordpress.com


¿Se encuentra toda la ciencia encerrada en esta tendencia?

Sí, aunque también, por varias razones, una parte de ella aún mantiene su mirada puesta en los problemas de los países en vías de desarrollo y sobre todo en los más pobres, comenzando por países de África.

¿Es que la ciencia aún mantiene un costado altruista o, dicho de otra forma, un perfil humanista, perfil que la ciencia nunca debió haber perdido? Por cierto que no hay motivos para dudar de ello, aunque también es evidente que, por ejemplo, instituciones políticas y organismos de seguridad se escudan tras ella con el objetivo de tender una cabecera de playa en los países donde las potencias científico-tecnológicas poseen intereses geopolíticos (ver "CAMBIO CLIMÁTICO ENTRE EL TERROR MEDIÁTICO Y LAS VERDADES A MEDIAS", el subtítulo ¿Africa ¿mía?).

Principales déficits de la ciencia
¿Cuáles son los principales déficits de la ciencia y que podrían revertir esta tendencia al fundamentalismo de la ciencia y su conversión en un sistema financiero? Veamos:

1) Sacar el laboratorio a la calle, que la gente participe y se involucre en los temas científicos, no solo ejerciendo una vigilancia social sobre los fondos de investigación, sino también, acercando sus problemas puntuales, consensuando con universidades y centros de investigación, las prioridades. Si entre el estado y la academia, financian la mayor parte de las investigaciones, es natural que éstas estén dirigidas a dar respuestas científicas a los problemas locales, nacionales, regionales y, por cierto, globales. (ver artículo en este blog, "Relaciones sexuales con un puercoespín")

La solución de problemas tanto regionales como globales, evidentemente no es tarea de las instituciones científicas de un solo país; pero sí lo son las soluciones a problemas locales y nacionales. Este enfoque muchas veces se pierde en aras de conquistar mercados ultramarinos.

Analicemos el caso de Israel, que en un lapso de apenas 5 o 6 años, se ha erigido en una potencia científica mundial. El mercado donde mayoritariamente apunta es el de EEUU, seguido de Europa oriental. Sobre todo en el campo de la biomedicina, siendo evidente que en rubros como agua y agrobiotecnología, la ciencia israelí juega una carrera contra el tiempo para dar soluciones cada vez mejores y cada vez más urgentes a los problemas nacionales, muchos de ellos –escasez de agua, uso de suelos, variedades de cultivos, aumento de la productividad del ganado, etc- compartidos por otros países del orbe.

Estas son las experiencias que han trasladado a países en desarrollo, tanto de África como Sudamérica y Europa central: riego por goteo, fertilización de suelos asimismo por goteo, invernaderos computarizados y reciclado de aguas para uso agrícola y un largo etc.

En el mundo, pocas son las oportunidades donde los sectores sociales suelen acercarse a las instituciones científicas para requerir sus conocimientos y/o solicitar nuevos desarrollos que los potencialicen.

En el mundo, uno de los ejemplos más conmovedores ha sido el del grupo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina (madres de las personas secuestradas y desaparecidas por la última dictadura militar, 1976/1983) cuando requirieron la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense para poder identificar a sus hijos y nietos.

Pequeños productores, comunidades, barrios con problemas –por ejemplo- de aguas contaminadas y hasta pueblos indígenas, tienen el derecho y el deber de demandar respuestas a la ciencia y realizar un seguimiento del proceso de construcción de esas respuestas a sus problemas, involucrándose activamente, tal como sucedía en la antigua Grecia.

2) Interacción con los conocimientos ancestrales. "Es difícil exagerar los logros de la ciencia y la tecnología moderna, pero para hacer frente a la pobreza persistente, las enfermedades y el desequilibrio ecológico en los países en desarrollo, también necesitamos explorar otras vías de investigación, y el conocimiento indígena en particular", dice Charles Dhewa, director del Knowledge Transfer Africa (Zimbabwe)[1]

Es que a pesar de los enormes avances de la medicina moderna, la mayoría de los ciudadanos del mundo en desarrollo todavía depende del conocimiento tradicional  para tratar sus enfermedades y dolencias.

Su valor en la prestación de servicios de salud asequibles ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y actualmente quienes diseñan políticas nacionales e internacionales proponen formar alianzas entre la medicina moderna y la tradicional para ayudar a acortar la brecha de la inequidad en la salud pública global.

Las dos medicinas son fundamentalmente diferentes: mientras que los conocimientos tradicionales tienden a ser de libre acceso (si son culturalmente específicos), el conocimiento moderno está custodiado ferozmente por un rígido sistema de patentes y domina el pensamiento del mundo desarrollado.

De cara a esas diferencias, ¿cómo se pueden, o cómo se deben, construir las alianzas? Ante todo, es necesario proteger los conocimientos ancestrales de la avidez de quienes solo persiguen patentes.

Con demasiada frecuencia, las interacciones se caracterizan por la explotación de estos conocimientos. Los científicos biomédicos occidentales a menudo ven al conocimiento tradicional solamente como un recurso sin explotar, a la espera de ser explorado y mejorado.

Es ya famoso el texto de Annie Oehlerich, "Ni robo ni limosna" (1999), donde señala que existen unos 5.000 productos farmacéuticos elaborados a partir de los conocimientos indígenas, sobre los cuales los laboratorios exigen el pago de patentes pero sin haber arreglado cuentas con las comunidades originarias.

Esta forma de 'biopiratería' ha llevado a muchos países en desarrollo a buscar formas de proteger, en lugar de promover, sus conocimientos tradicionales.

Así, en algunos casos han organizado sus conocimientos tradicionales en sistemas, de tal manera que las oficinas de patentes occidentales puedan referirse a ellos como 'técnica previa', es decir invenciones que ya existen en el domino público.

Para que los sistemas integrados de conocimientos funcionen, deberán incluir toda la gama de tratamientos tradicionales, como el yoga, las terapias de desintoxicación y las dietas terapéuticas.

El ejemplo de una industria mundial como la de los spa, es por demás ilustrativo. Sus terapias se basan, principalmente, en las tradiciones curativas de Asia, sobre todo las terapias ayurvédicas (India) y chinas.

El valor de la industria global de los spa se estimó en US$255 mil millones en 2007, por lo tanto si las empresas se están beneficiando de las tradiciones indígenas, ¿sería justo que existiera algún retorno o beneficio a las culturas que conservan esos conocimientos?

Malnutrición, seguridad alimentaria y conocimientos tradicionales
Un informe publicado por el Comité Permanente sobre Nutrición de las Naciones Unidas (SCN), titulado "Tackling malnutrition with traditional knowledge" (Luchar contra la malnutrición con conocimientos tradicionales), daba cuenta que "Los cambios ambientales -sobrepoblación, pérdida de biodiversidad, cambio climático, la urbanización y mayor uso de plaguicidas- a menudo aumentan la desnutrición".

La creciente dependencia de alimentos procesados ​​o una base estrecha de especiesreduce la ingesta de nutrientes y aumenta el riesgo de enfermedades infecciosas.
"Reducir el acceso a los recursos biológicos puede causar una falta de proteínas y  deficiencias de micronutrientes. 

"La contaminación ambiental a través de productos químicos industriales y agrícolas, puede afectar el estado nutricional de las personas, ya sea directamente o a través de cambios en la dieta.

"Se necesita más investigación para identificar las variedades de cultivos nutritivos y analizar el contenido nutricional de las especies nativas y silvestres. En particular, el mantenimiento de la diversidad genética dentro de huertos familiares y los agroecosistemas locales pueden ayudar a mejorar la nutrición.

"Involucrar a las comunidades locales en las actividades que combinan la investigación en nutrición y manejo de recursos es especialmente importante. Las comunidades indígenas suelen satisfacer sus necesidades nutricionales a través de relaciones humano-ambientales únicas.[2] 

Pero para que el conocimiento indígena pueda coexistir de manera significativa con la ciencia convencional, debe ser fortalecido por varios medios, como la traducción.

Los científicos se maravillaron por la efectividad de la planta usada por herboristas tradicionales africanos para tratar enfermedades de transmisión sexual, especialmente la gonorrea. Sin embargo, fueron alertados por los mismos herboristas acerca de los efectos tóxicos que, en dosis no exactas, puede acarrear su uso. Para complementar sus conocimientos, los científicos desarrollaron estudios para verificar la bioactividad de la planta, identificar sus agentes activos y determinar una dosificación segura.

Este hecho, por demás significativo, permitió elaborar un estándar válido tanto para la farmacología moderna como para los conocimientos de los herboristas. Otra consecuencia altamente positiva ha sido la aceptación social del conocimiento indígena. 

3) El costo de las aplicaciones sofisticadas. Un buen número de desarrollos científicos tiene costos tan elevados, que los tornan inaccesibles para comunidades o países pobres.

Quizá uno de los mejores ejemplos, resida en los sistemas de purificación de aguas. El uso de la nanotecnología, por ejemplo, hace que si bien estos sistemas sean extraordinariamente efectivos, son demasiado onerosos para muchos países.


Boquilla purificadora de agua hecha con nanomateriales. Permite beber cualquier agua contaminada; fue desarrollada por la empresa israelí Water Sheer. 
Foto: watersheer.com


Como contrapartida, podemos citar el reciente hallazgo, por parte de un equipo de científicos de Brasil, acerca de las propiedades de la cáscara de banano para purificar el agua.

Investigadores del Instituto de Biociencias de Botacatu (Brasil) descubrieron que las cáscaras de banana pueden funcionar incluso mejor que los purificadores convencionales como el óxido de aluminio, celulosa y sílice, dado que son materiales con efectos secundarios potencialmente tóxicos, además de costosos. El estudio fue publicado en Industrial & Engineering Chemistry Research el 16 de febrero de 2011.

Este es uno de los ítems donde Israel está mejor posicionado. Uno de los motivos de su rápida competitividad y desarrollo científico, se amparó en que sus desarrollos científicos suelen guardar una relación costo-beneficio importante y orientados hacia en países en desarrollo. China es otro de los países que comenzó a ensayar con éxito este modelo.

4) La pérdida de agrobiodiversidad, es otra sombra que se alza por sobre la ciencia actual. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un 75% de las variedades agrícolas han desaparecido a lo largo del último siglo.

Esta pérdida de agrodiversidad, conlleva efectos negativos en cadena: desaparición de sabores, de principios nutritivos y de conocimientos gastronómicos que amenazan la seguridad alimentaria del planeta, al depender de unos pocos cultivos y ganado.

De acuerdo a cifras publicadas por el Convenio sobre Diversidad Biológica (http://www.cbd.int/) sobre más de 7.000 especies de plantas y miles de animales utilizados como base alimentaria, apenas 15 variedades de cultivos y 8 de ganado representan el 95% de nuestra alimentación. De este modo, siglos de conocimiento campesino, que incluyen selección de semillas e híbridos, forman parte de la historia de la agricultura.

Estas son las amenazas que se ciernen sobre la ciencia a escala global y que han puesto en crisis, la razón de ser de la ciencia. La amenaza ya está presente y nos obliga a tomar partido. El fantasma de IG Farben se yergue para recordarnos que los peores totalitarismos han sido, a lo largo de la historia, los que se sentaron sobre las faldas de la ciencia.



[2] http://www.unscn.org/files/Publications/Briefs_on_Nutrition/Brief5_EN.pdf . Brief editado por Timothy Johns, director del Centro para los Pueblos Indígenas, Nutrición y Medio Ambiente de la Universidad McGill en Canadá, y Pablo B. Eyzaguirre, científico senior en el International Plant Genetic Resources Institute en Roma.


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