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martes, 23 de junio de 2009

La Bioética es un Revolver Caliente

A partir del Juicio de Nuremberg contra el consorcio farmacologico-militar IG Farben y hasta hoy, clonaciones mediante, el gran debate de las ciencias y la tecnología se centra en los aspectos éticos de las investigaciones, algo que podría estar reunificando las ciencias.


"Hapiness is a warm gun", The Beatles. No se trata de ironía, apenas una meta-metáfora...




DE NUREMBERG A LA CLONACIÓN

Telford Taylor, el acusador jefe norteamericano, en su alegato de apertura a los procesos de crímenes de guerra de Nuremberg contra los gerentes del cartel químico y farmacéutico, IG Farben, denunció: ”Fue su propósito de transformar la nación alemana en una máquina militar, para imponer su poder en Europa y los estados fuera de Europa. Fueron los tejedores del enrejado negro de la muerte, el cual se extendió sobre Europa.” (De los Documentos originales contra el cartel químico y farmaceutico de Nuremberg, Profit Over Life).
Microfilm del Archivo de Nuremberg donde se acusa a IG Farber. Foto: Profit over Life

La acusación contra el Trust Químico (grupo de empresas, unidas para monopolizar el mercado y controlar los precios en su propio beneficio) que encumbró a Hitler en el poder y planificó la 2da Guerra Mundial, fue, durante el Juicio, una de las espinas dorsales del mismo. La información, por acuerdos entre la IG Farben y EEUU, nunca se difundió oficialmente y la acusación cayó en el olvido. Ninguno de los acusados fue condenado.
(ver archivos de Nuremberg: http://www.profit-over-life.org/international/espanol/index.html, en español y varios idiomas)

IG (interessengemeinschef) Farben estaba conformada por Bayer, BASF, Agfa, Hoechst, Badische Anilin y Soda Fabrik. Creada en 1904 y corroborada en 1916, tuvo el objetivo de controlar el mercado mundial de la Química, lo cual incluía la fabricación de explosivos. Todos los miembros de la estructura que gobernaba el trust fueron funcionarios durante los años del nazismo. De hecho, los terrenos sobre los que se montó Auschwitz, eran propiedad de IG Farben.
Tras la guerra, los aliados dividieron IG Farben y Bayer sacó el mejor provecho. Hoy, productos de aquella época como la fibra sintética Perlon, materias primas para elaborar pinturas, las sulfamidas o la solución de sales de plata, son rentabilizados por Bayer.

Telford Taylor, el acusador jefe norteamericano. Foto: Profit over Life

Bayer niega continuidad o siquiera vínculos con IG Farben. Mel Weiss, abogado estadounidense de Eva Kor, una de las cobayas humanas del médico nazi, Helmuth Vetter, ha afirmado ante las excusas de Bayer: “Claro que son ellos. Hemos seguido sus finanzas, sus transacciones, su lista de personal, y son los mismos; la Bayer de la Segunda Guerra Mundial es la misma de hoy”.
(Marta Durán, Boris Kanzleiter y Leonarda Reyes, “Bayer: el negocio del miedo”, El Corresponsal de Medio Oriente y África, 22 de noviembre de 2001).

No obstante, todas estas compañías, hasta hoy, gozan de una excelente salud empresarial y financiera y su reputación no está cuestionada en los grandes medios, a pesar que no han modificado gran cosa sus conductas desde entonces. Veamos:

Bayer y la heroína
Corría 1974 cuando Lou Reed (Velvet Underground) cantaba “heroin, it’s my wife and it’s my life”, (Heroína, es mi esposa y es mi vida). Pero el directorio de Bayer y sus accionistas no eran rockeros. Recibe su nombre del alemán heroisch, (heroicamente) por sus supuestos efectos energéticos aunque en verdad se trata de la droga más peligrosa del mundo; una sustancia que Bayer comenzó vendiendo como medicamento y que empezó a circular por las venas de las personas en 1898, cuando Bayer solo la había experimentado en gatos, peces, cobayas y “en sus propios empleados y sus hijos”, según el Observatorio de Actividades de Bayer. Bayer, que sin haber realizado estudios clínicos serios, aseguraba que la heroína era inofensiva para la salud humana, que no provocaba adicción y que era eficaz para cólicos en bebés, asma, epilepsia o cáncer intestinal había realizado una campaña de publicidad muy agresiva y repartió pruebas gratuitas entre los médicos. En Alemania fue prohibida en 1971, después de venderse como fármaco por más de 7 décadas. Hoy no puede comercializarse y sus usos científicos virtualmente no existen.

Gracias a los 400 parlamentarios con que Bayer cuenta en su país y en el parlamento europeo y que son ex funcionarios de la compañía, mantuvieron el Lipobay (Cerivastatina), un medicamento contra el colesterol sin las suficientes contrapuebas, que ocasionó miles de muertes por infartos y deficiencias cardíacas. Bayer buscaba ingresar en el mercado de los medicamentos contra el colesterol, territorio de las multinacionales norteamericanas. Pese a las muertes, nuevamente la compañía no sufrió demanda alguna en su contra.

Aspirina, el Mito y la Marca
Algo similar sucede con la aspirina. La administración de ácido acetilsalicílico (AAS) en niños y adolescentes durante una enfermedad viral, varicela o un proceso febril, se ha asociado con la aparición del Síndrome de Reye (SR), una enfermedad poco frecuente pero grave, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Desde junio de 2003, en algunos países, la aspirina infantil no puede ofrecerse a menores de dieciséis años. Su uso en menores de 12 años Gran Bretaña, está prohibido desde 1986. Un medicamento que está contraindicado para una simple fiebre, es el fármaco más conocido y consumido del planeta.

El famoso producto de Bayer. Foto: web site de la Compañía.

Bayer produce 50.000 toneladas anuales de aspirina y es ingerida por 2.000 personas por segundo, aunque el SR puede causar la muerte. En la actualidad, excepto la Tevaspirin (TEVA), que no parece presentar contraindicaciones, todas las compañías químicas fabrican productos similares. El debate sobre la obligación de aumentar las advertencias de analgésicos de gran consumo como la aspirina, ha llegado a grandes medios de comunicación como The Wall Street Journal o The New York Times. La automedicación con aspirina, en Argentina, es fomentada por Bayer con su publicidad. En Brasil, la compañía ha sido obligada a retirar los anuncios que mostraban la necesidad de ingerir dos comprimidos por día para combatir los dolores corporales.

En el libro “Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad”, Miguel Jara (Madrid, 1971) periodista especializado en la investigación y análisis de temas de salud y ecología, sostiene que los medicamentos han pasado de ser bienes esenciales a simples objetos de consumo.

El libro muestra cómo se inventan enfermedades para crear nuevos mercados y convertir en pacientes, a personas sanas; cómo se manipulan los ensayos clínicos a favor de los laboratorios, cómo se controla a los medios de comunicación o cómo se espía a los ciudadanos a través de la receta médica o mediante la implantación de la tecnología de radiofrecuencias en los envases.

Tapa del Libro “Traficantes de Salud”. Foto: blog del autor.

En una entrevista que le realizara Belén Macías Marín para el periódico Diagonal (http://www.diagonalperiodico.net/article3044.html), Jara confirma sus denuncias: “más de 835 personas mueren en EE UU todos los días por estos efectos. Sería el mismo número de muertes que si se estrellaran tres aviones cada día. Los datos que expongo en el libro son de un estudio científico del año 2001 publicado en la revista JAMA (Journal of American Medical Association), Pero con posterioridad, un estudio publicado en Annals of Internal Medicine muestra que los efectos adversos de los fármacos en EE UU son ya la primera causa de muerte.”

Y continúa, más adelante, “Todos los medicamentos tienen un punto de peligro porque son sustancias tóxicas que el cuerpo no reconoce”.

CONEJILLOS en la INDIA
Uno de los factores del crecimiento económico de la India, es el establecimiento de las más importantes industrias farmacéuticas del mundo y sus inversiones para desarrollar nuevos productos. India dispone de una buena infraestructura para la investigación, menores costos y personal médico calificado. Sin embargo este éxito tiene una cara oculta: la gran cantidad de enfermos pobres y sin educación que se utilizan como conejillos de indias para experimentar nuevas drogas.

Un artículo de The Wall Street Journal del 2005, da cuenta que el 90 por ciento del presupuesto de investigación médica global, está destinado a enfermedades que equivalen a sólo el 10 por ciento de las que aquejan al mundo. Así, mientras 500 millones de casos de malaria se extienden por los países en desarrollo, los pobres de la India, Africa y Sudamérica hacen fila para recibir dosis experimentales de las últimas drogas contra la artritis, las enfermedades cardíacas y la obesidad, problemas comunes en el mundo desarrollado.

Las Gripes de Rumsfeld
El tema de la gripe aviar alcanzó altos niveles mediáticos y de alarma en la población mundial hace 4 años. Luego las aguas se aquietaron. Se habló de una pandemia (enfermedad que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región) de gripe aviar y se la comparó con la de influenza o “gripe española”, que costó 50 millones de vidas en el planeta hacia 1920. Se recomendó, entonces, el antiviral Tamiflu, comercializado por la suiza Roche, que en poco tiempo incrementó los ingresos por su venta de 254 millones de dólares en 2004 a 1.000 millones en 2005. Sin embargo, la realidad es que la eficacia del Tamiflu era cuestionada por gran parte de la comunidad científica: muchos se preguntaron cómo se esperaba que pudiera servir ante un virus mutante cuando apenas alivia algunos síntomas, y no siempre, de la gripe común y corriente.

Hasta el año 1996 el Tamiflu, era propiedad de la empresa Gilead Sciences Inc., que ese año vendió la patente a los laboratorios Roche. Su presidente era Donald Rumsfeld, el ahora ex- secretario de Defensa de EEUU. Con su ayuda y la de científicos y políticos, se generó una alarma mundial.

Logotipo de Tamiflu y Donald Rumsfeld. Foto: website de Gilead Sciencies

Hacia 1970, Rumsfeld aparece unido a una vacunación generalizada contra una supuesta gripe del cerdo durante la presidencia de Gerald Ford, cuyo resultado fue más de 50 muertos a causa de los efectos de la vacuna, no del cerdo.

Rumsfeld vuelve a aparecer en la escena científica con la compra del Vistide, fármaco adquirido masivamente por el Pentágono para evitar los efectos secundarios de la vacuna contra la viruela entre los soldados norteamericanos que iban a ser enviados a Irak. El Vistide también era un producto del laboratorio Gilead Sciences Inc.
(ver: http://www.gilead.com/wt/sec/pr_933190157/ )

Bioética: La Reunificación de las Ciencias
El término “bioética” fue utilizado por primera vez por V. R. Potter, hacia 1970. Aludía así a los problemas que el desarrollo de la tecnología planteaba a un mundo en plena crisis de valores. Potter buscaba superar la ruptura entre la Ciencia y la Tecnología de un lado y las Humanidades de otro.

La bioética surge como un intento de establecer un puente entre las ciencias “duras” (experimentales) y las humanísticas (o “blandas”) y abarca las relaciones entre biología, medicina, química, política, derecho, filosofía, sociología, antropología y teología.

Algunas cuestiones tratadas en bioética son: Aborto inducido, Calidad de vida, Clonación humana, Derechos de los animales, Desarrollo sostenible, Donación de órganos, Drogas, Eutanasia, Genética, Inseminación artificial, Investigación con células madre, Investigación y ensayos clínicos, Métodos anticonceptivos, Reproducción asistida, Sexualidad, Sida, Suicidio, Trasplantes, Tratamiento del dolor o Vida artificial.
Dra. en Filosofía y especialista en Bioética, la argentina Florencia Luna, en un reportaje realizado por Laura García Oviedo para la Agencia CyTA-Instituto Leloir (julio 2008), sostiene que durante la investigación, ya sea en los ensayos clínicos, en la investigación básica y/o en los estudios con animales, suelen aparecer conflictos éticos. La Bioética brinda posibilidades de resolverlos “mediante diferentes recursos, como la utilización del consentimiento informado y la ecuación riesgo-beneficio”.

Dra. Florencia Luna. Foto: Agencia De Noticias Científicas Y Tecnológicas Cyta - Instituto Leloir

En el contexto del juicio de Nüremberg, se creó el Código de Nüremberg, el primer código de bioética que fuera redactado por abogados. Se lo puede consultar aquí:
http://www.esteve.org/FEsteve/content/publicaciones/docInteres/1074785709.67/1074785770.97/esdoc.pdf

“Es un documento de tipo ético, que no brinda la posibilidad de una sanción. Implica un desprestigio para los investigadores que no lo cumplen, que no es lo mismo que llevarlos presos.”, dice Luna.

Casi 20 años después, en 1964, se redactó la Declaración de Helsinki, luego de la denominada “época dorada” de la investigación en los Estados Unidos. “Habían ocurrido una serie de abusos que pusieron en peligro la salud y la vida de las personas. Uno podría preguntarse por qué el Código de Nüremberg no tuvo el eco suficiente. Pero había prejuicios de que ese código estaba vinculado con los médicos nazis y que no se aplicaba a la investigación de la post-guerra. Los investigadores, que estaban incursionando en el área terapéutica, pasaron por alto las indicaciones del Código de Nüremberg. De todos modos, no era muy aplicable en algunos casos. El consentimiento informado en ese documento era muy detallado. Exigía que los pacientes fueran adultos, y en realidad, hay muchas investigaciones que involucran a niños.”

El consentimiento informado es el proceso por el cual al paciente se le explica todo lo que va a involucrar su participación en un estudio. Se le informa que se puede retirar en cualquier momento, cuáles son los riesgos, los beneficios y los tratamientos alternativos. Las personas aceptan participar o no.

“Es interesante observar que no sólo en un período de guerra, cuando los médicos se vuelven “locos”, se puede llegar a investigaciones tan abusivas. En condiciones “normales”, e incluso en la denominada época dorada de la investigación, siguen ocurriendo grandes abusos. Muchas veces, por la soberbia de los investigadores de buscar el conocimiento a toda costa, y no tener en cuenta a qué podían estar sometiendo a las personas.

“Si una investigación se hizo, y no cumple con Helsinki, es muy probable que no sea publicada en las revistas internacionales más respetadas.” (F. Luna, op.cit.).

La Bioética no deja de ser una especulación teorética; sin embargo, reflejar constantemente sus discusiones, es una manera de informar a las personas sobre los límites, las regulaciones y la vigilancia social que se deben ejercer sobre la investigación científica.
Es que aún hoy, la ciencia tiene “lados oscuros” y una deuda social que no es pequeña y que se agiganta, cual sombra chinesca, frente a los precios de los medicamentos.

PRINCIPALES REGULACIONES Y DOCUMENTOS
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)
Código de Nuremberg (1947)
Declaración de Helsinki (1964)
Declaración de Tokio (1975)
Informe Belmont (1979)
Declaración de Manila (1980)
Convenio para la protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina (Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina o "Convención de Asturias de Bioética"), Consejo de Europa (1997)
Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos, UNESCO (1997)
Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos, UNESCO (2003)
Declaración Internacional sobre Bioética y Derechos Humanos, UNESCO (2005)

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