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miércoles, 27 de junio de 2012

A propósito del desmayo de Charly García en un show…

Detrás del desmayo y de las drogas, ilegales y legales, que blindan desde hace años, la vida y el talento del genial músico, emerge la "ciudad pánico" cargada de violencia, miedos y estrés y la medicalización de la vida cotidiana (Foucault), una forma de dominación social donde además, sin darnos cuenta, somos los cobay@s en los experimentos con drogas psicoactivas. Ambas, ejercen una permanente agresión sobre nuestra psiquis. Así es el País de las Amapolas.


¿Qué otra canción esperaban? "Nos siguen pegando abajo"

NO FUERON LAS PASTILLAS

"Él se desmayó delante de mí / no fueron las pastillas / fueron los hombres de gris", acusaba Charly García en 'Nos siguen pegando abajo' (Clics Modernos, 1983), una canción extraña para aquellos primeros años de democracia en Argentina y lúcida para lo que vendría después.  

El pasado 10 de junio de 2012, Charly García se desmayó sobre su piano durante un show en la provincia de Córdoba (Argentina). Las crónicas periodísticas dan cuenta que, mientras lo retiraban del escenario, se habría escuchado por los parlantes que el músico decía: "Deben ser las pastillas nuevas".

¿Fueron las pastillas?

 Charly García abandona la clínica donde fue internado preventivamente. Allí le fueron realizados estudios neurológicos y coronarios para descartar que haya sufrido un Accidente Cerebro Vascular (ACV) o algún problema en el corazón. Foto: Facundo Luque / lavoz.com.ar  

Anti-depresivos para el placer de estar vivo
Miedos, angustia, estrés, violencia, soledad, paranoias… Nuestra psiquis está dramáticamente expuesta a un bombardeo cotidiano de estímulos agresivos y dañinos a nuestra salud psico-física, los cuales, amplificados por los medios de comunicación, son el caldo de cultivo ideal para el surgimiento de innumerables trastornos. Bienvenidos a la "ciudad pánico" (Paul Virilio, "la ciudad se transforma en una máquina de guerra") de la era global.

"Yo no quiero sentir esta depresión, / voy buscando el placer de estar vivo", canta Charly García en "Yo no quiero volverme tan loco". Era 1982 y la farmacéutica Eli Lilly recién comenzaba los estudios que llevarían, en 1987, a lanzar al mercado el archifamoso antidepresivo 'Prozac', para una sociedad a la que, tras dos décadas de ingerir 'Valium' (Roche), el fármaco más prescripto de la historia parecía no hacerle efecto.

Pues bien, hoy existen un sinnúmero de terapias y los "usuarios" y sus "recetarios" (médicos) -así los designa la Industria Farmacéutica- disponen de una variada oferta de anti-depresivos, estimulantes, anti-bipolares, ansiolíticos, antipsicóticos, etc. que significan, anualmente, el 15% de las ventas mundiales de medicamentos, cuyo mercado global asciende a $us 800.000 millones. (ver: "OMS, Big Pharma y los tesoros ocultos tras las Enfermedades olvidadas".)
Relación entre la venta total de la industria farmacéutica y las ventas de psicofármacos. Gráfico: elaboración propia.

Relación entre consumidores de psicofármacos y la población mundial. Gráfico: elaboración propia.

Este fabuloso negocio tiene su base en el enfoque bioquímico sobre las enfermedades mentales, que ha desarrollado e impuesto la psiquiatría biológica. Nacida en los '50, vino a decirnos que todo 'trastorno mental' es un desequilibrio químico en el cerebro. Poco más que eso.

A partir de entonces, el número de 'usuarios' se triplicó en tan sólo 10 años. En la actualidad esa cifra es sideral; según datos de la OMS, alcanzaría al 14% de la población mundial, casi 1.000 millones de personas. Otro dato: los psicofármacos superan en ventas a los fármacos contra la diabetes (366 millones de personas) e inclusive, a los que tratan dolencias físicas.

Todavía me siento un anormal*
"Yo fui educado con odio / Y odiaba la humanidad / Un día me fui con los hippies y tuve un amor y mucho más. / Ahora no estoy más tranquilo, / Y por qué tendría que estar / Todos crecimos sin entender / Y todavía me siento un anormal" (Demoliendo Hoteles, Piano Bar, 1984)

Ser educado con odio y crecer sin entender, seguramente acarreará algunos trastornos; ¿podría afirmarse que están determinados biológicamente y que requieren pastillas? 

La Dra. Marcia Angell[1], hace la misma pregunta desde otro lugar. En un artículo titulado "La epidemia de la enfermedad mental: ¿Por qué?"[2], observa: "¿Han aumentado los casos de trastornos mentales?". Porque si esto es así "y los psicofármacos realmente funcionan, lo esperable sería observar una reducción de estos problemas, no su aumento exponencial".


 Dra. Marcia Angell, autora de La verdad sobre las compañías farmacéuticas: cómo nos engañan y qué hacer al respecto (Random, 2004). Foto: wikipedia

¿Qué es lo que sucede, entonces?

Entre la industria farmacéutica, los médicos que recetaron los fármacos y los medios de comunicación, ¿crearon a la población la necesidad de antidepresivos, como se crea cualquier necesidad de compra? ¿Acaso estas drogas se ingieren como quien bebe una gaseosa o, incluso, compra un iPod? ¿Son sustancias recreativas?

La alegría no es solo brasilera*
"Yo quiero ver muchos más / delirantes por ahí / bailando en una calle cualquiera / en Buenos Aires se vé que ya no hay tiempo demás…" (Yo no quiero volverme tan loco, 1982).

Charly se refiere a esa Buenos Aires de la dictadura militar; gris, ya desde su puerto; soberbia, nostálgica, extranjera, bohemia, engrupida y engrupidora, culta y popular; pero, ¿qué sucede en la Buenos Aires de hoy?

Buenos Aires 1977; vista aérea de los estudios de ATC (Argentina Televisora Color) el canal que inaugurara en el país, las transmisiones en color. Fue construído durante la dictadura militar, en esa Bs As descripta por García. Al fondo el edificio de la Facultad de Derecho y enfrente, Plaza Francia. Foto: archivo gobierno autónomo de Bs As.

Cita el psiquiatra Mario Chavero que "una investigación publicada en la revista Vértex (Leiderman E. y col, 2006), da cuenta de la realización de encuestas (N= 1777) a transeúntes en la ciudad de Buenos Aires. Un 15,5% de los encuestados (N= 276) afirmaba estar consumiendo algún psicofármaco en ese momento, mientras que el 29,4% respondió haber consumido algún psicofármaco alguna vez en su vida.
"Este ratio –acota- es muy superior a la de otros países o ciudades. Por ejemplo: Reino Unido (3,5%), EEUU (5,5%), Canadá (7,2%), España (7,2%), Francia (9,1%), San Pablo, Brasil (10,1%), Europa (6,4%)"[3].

Si bien la comparación, a excepción de San Pablo, mide el ratio de una ciudad -Bs As- con el de países enteros (donde en zonas rurales decrece cualquier consumo per cápita), está claro que el genial compositor de "Canción de Alicia en el País", habitante de una ciudad aturdida, ansiosa y deprimida como Bs. As., es uno más en un 30%.
  

Los hombres de gris*
Los hombres de negocios piensan en función del costo-beneficio, pero ¿es la salud una mercancía regida por este binomio? Cuando la prioridad es recuperar la inversión, atraer nuevos portafolios de inversionistas y obtener jugosas ganancias bursátiles, la salud efectivamente pasa a ser una mercancía. Así lo entienden estos hombres de terno gris. 

Poco importa, en estas esferas, cómo se lleva a cabo una investigación sobre enfermedades mentales y adicciones, como se realizan los ensayos clínicos o cómo se desarrollan las drogas psicoactivas; tampoco se preguntarán por qué son remedios adictivos y mucho menos, si una adicción –como el caso del músico Charly García- se cura creando otras adicciones esta vez, con psicofármacos.  

En la historia del desmayo de Charly García, podríamos hallar algunas respuestas, sobre todo si tenemos en cuenta que para el músico, los hombres de gris son los que, de distintos modos, "nos pegan abajo".

La línea blanca se terminó viva la Quetiapina*
"No se puede disimular la falta de esa chispa genial que hace de Charly un artista genial, aun en la peor de las situaciones. Y todo el mundo piensa que es la droga. Una que lo atonta y otra que parece darle filo, locura, pero al mismo tiempo le pulveriza el talento". (Sergio Marchi[4], La Era del Hielo).

"La línea blanca se terminó / no hay señales en tus ojos y estoy / llorando en el espejo" ("Llorando en el Espejo", Peperina, 1981).


                                         

Charly García en 2012 (abajo.). La imagen contrasta notablemente con la de 2007 (arriba.).

"La 'farmacia' de Charly se compone de tres antidepresivos; Noxibel, Welbutrin y Lyrica que se combinan con dos ansiolíticos -Rivotril y Trapax- del sedante Ambien y del antipsicótico Quetiapina, que se le administran diariamente", escribe Ramy Wurgaft, corresponsal de El Mundo (España) en Bs As.

Curiosamente el rivotril está contraindicado si el 'usuario' tiene adicción a drogas o alcohol.

La efectividad del welbutrin (antidepresivo con propiedades psico-estimulantes), como tratamiento para la depresión, más allá de las 8 semanas, no ha sido evaluada en ensayos. Raro: provoca un alto riesgo de suicidio en el tratamiento de trastornos psiquiátricos. Suele ser prescripto para pacientes con disfunciones sexuales provocadas por otros psicofármacos. 

Lyrica (¡vaya nombre para una droga!) tiene algunos efectos secundarios notables: problemas de coordinación y aumento de peso, son dos de los más comunes.  

El viejo y conocido Trapax, un ansiolítico, amnésico, sedante e hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular, está sin embargo, contraindicado en caso de "historia de dependencia o abuso de drogas". 
 
Finalmente el Ambien, es utilizado para trastornos del sueño. Su potente poder adictivo y sobre todo, la dependencia física que produce, no condice con la facilidad con que se lo obtiene. 
 
El universo químico, legal y/o ilegal, con y sin prescripción médica, antes y ahora pareciera perseguir, implacablemente, al músico. Desde "Canción para mi muerte", compuesta en medio de una ingesta de pastillas que el músico había tomado mientras cumplía el servicio militar obligatorio.

Quetiapina que me haces mal y sin embargo te quiero
Popularizada para el tratamiento de la esquizofrenia, donde se la utiliza en grandes dosis, logró ser aprobada para el trastorno límite de personalidad y para el trastorno bipolar, entre otros.

Representación gráfica del trastorno bipolar: en azul, la depresión, en anaranjado, la euforia. Imagen: wikipedia.


Por fuera de la prescripción médica (off-label), se utiliza para tratar el trastorno por estrés postraumático, el autismo, alcoholismo y hasta como sedante para pacientes con trastornos del sueño o de ansiedad[5].

Sólo se ha evaluado su eficacia en pacientes con brotes agudos de esquizofrenia crónica o subcrónica. Se desconoce su eficacia en primeros brotes o en otras indicaciones (manía con o sin síntomas psicóticos, demencia con o sin síntomas psicóticos).

Hasta la fecha no se ha comparado con otro antipsicótico atípico y los ensayos clínicos solo han durado seis semanas. 

El psiquiatra Javier Drexler describió a Wurgaft, que los siete psicofármacos combinados "constituyen una suerte de 'chaleco de fuerza químico' que bien administrado debería mantener bajo control los impulsos autodestructivos del paciente".

"Yo no voy a correr ni a escapar / de mi destino / yo no pienso en peligro / Si fue hecho para mí / lo tengo que saber / pero es muy difícil ver / si algo controla mi ser. / En el fondo de mí veo temor / y veo sospechas / con mi fascinación nueva".

"El problema es que desde hace tres meses, Charly no tiene un psiquiatra de cabecera. La doctora Alicia Lischinsky ya no está a su lado como tampoco están su último manager Fernando Seresevsky, la enfermera Adriana Castro y su fiel dama de compañía, Zunilda Báez que fue la sostén del cantante en la primera etapa de su recuperación", confirma Drexler[6].

Detrás de las paredes o cómo funcionan los fármacos psiquiátricos*
"Detrás de las paredes / que ayer te han levantado / te ruego que respires todavía /... / escarbo hasta abrazarte y me sangran las manos / pero qué libres / vamos a crecer". 

En 1973 Charly García graba "Rasguña las piedras". Objeto de innumerables y alucinantes interpretaciones, en verdad describía lo mismo que Pink Floyd, aumentado y embellecido, describiría años más tarde en el magnánimo "The Wall" (1979): las instituciones y la realidad que producen, es una monstruosa pared que atrapa, narcotiza y somete a casi todos: "Y si estoy cansado de gritarte / es que solo quiero despertarte" (Rasguña las piedras).

¿Acaso los fármacos psiquiátricos están dirigidos a narcotizarnos adictivamente? 

En "El mito de la cura química", la Dra. Joanna Moncrief[7] pareciera dar una respuesta afirmativa al interrogante: "los fármacos utilizados en psiquiatría son drogas psicoactivas, como también son psicoactivos el alcohol y el cannabis. (…) Las drogas psicoactivas hacen que la gente se sienta diferente, al ponerlas en un estado mental y físico, alterado" 
.
En otras palabras: son drogas que afectan a todos, a cualquiera, independientemente de si tiene o no un trastorno mental. 


 Dra. Joanna Moncrieff. Foto: www.felsefeforumu.com

Escribe la psicóloga argentina Miriam Rocha Díaz en 'Los psicofármacos y el modelo desalud mental en tela de juicio', "Los resultados del trabajo de Irving Kirsch[8] apuntan a que la eficacia de los antidepresivos (o de los placebos) no puede atribuirse a sus efectos sobre el nivel de serotonina, sino al efecto que causa la expectativa de mejorar, que tiene el paciente cuando asume que está bajo un tratamiento supuestamente eficaz".

"El creerse bajo tratamiento pone en marcha cambios en los comportamientos (emocionales, cognitivos y motores) que tienen como consecuencia la modificación del estado depresivo previo".

En un análisis publicado en el 'British Medical Journal' (BMJ, UK, 27/6/2009), Moncrief junto al Dr. David Cohen sostienen, en contra la 'corriente principal' de la psiquiatría y las campañas de publicidad de la industria farmacológica, que los trastornos mentales no son causados por desequilibrios químicos, susceptibles de ser corregidos mediante el suministro de drogas[9]

Moncrieff y Cohen argumentan que, cuando los profesionales de la salud mental dejaron de provenir de medios no médicos, cambió el enfoque y el paradigma de la psiquiatría; ahora, los problemas de la vida diaria dejaban de verse desde perspectivas sociales y fueron enfocados como enfermedades. Ergo, las ventas de psicofármacos se dispararon.

La medicalización de la vida cotidiana
M. Foucoult[10] planteaba que medicalizar la vida cotidiana de las personas, no era sino una estrategia del poder político, para intervenir sobre los cuerpos y la población, con el fin de hacerlas obedecer a los requerimientos y necesidades del propio poder. Y para ello, claro, se vale del conocimiento de la medicina. Esta práctica, se extiende sobre cada vez más sectores de la población, y sobre aspectos cada vez más íntimos y cada vez más cotidianos de la vida. 

Michel Foucault, el filósofo francés que estudió los modernos mecanismos de opresión y dominación del poder sobre el individuo, tales como: la psiquiatría, la medicina, las ciencias humanísticas, la sexualidad humana y la prisión, el gran paradigma de la sociedad.

Se acabó ese juego que te hacía feliz*
Ben Goldacre, en "Mala Ciencia" (Paidós, 2011) afirma que la industria farmacéutica "se está agotando rápidamente de nuevos fármacos". Y agrega "porque no pueden encontrar tratamientos nuevos para las enfermedades que ya tenemos, las empresas farmacéuticas tuvieron que inventar nuevas enfermedades para los tratamientos que ya tienen".[11]

"La eficacia de los tratamientos psicofarmacológicos ha sido puesta en duda. Los psiquiatras no están familiarizados con la eficacia de los fármacos comunes",[12] sostiene Stefan Leucht en su paper "Putting the efficacy of psychiatric and general medicine medication into perspective: review of meta-analyses".

Aunque la prescripción de antidepresivos se ha generalizado, los estudios de la eficacia de los fármacos señalan que la respuesta de éstos es  'impredecible'. En otras palabras, los tratamientos pueden resultar eficaces, o no.

No es la química, es la tecnología, ¡estúpido!
Imagine un casco que emite un estímulo electromagnético profundo y no invasivo (sin implantación y sin dolor) que alivia su adicción. Y de paso, también la depresión y el autismo. 

 Dibujo del casco que, con tecnología TMS (estimulación magnética del cerebro), podría ser un paliativo para estos sectores. Es destacable que, pese a no utilizar psicofármacos, mantiene un enfoque neurológico-químico. Ilustración:http://cienciapuente21.blogspot.co.il/
 

Basados en las tecnologías TMS (transcranial magnetic stimulation, en inglés o estimulación magnética transcraneal), que permiten estimulaciones electromagnéticas en la región cortical, hasta una profundidad de unos 1,5 cm., el equipo dirigido por el Dr. Abaraham Zangen (Instituto Weizman, Israel), desarrolló una tecnología TMS llamada "Deep TMS", una solución no invasiva que llega a cualquier región del cerebro.

"El mapa de la corteza de nuestro cerebro ya es bien conocido y la estimulación electromagnética de áreas específicas del cerebro es una tarea relativamente fácil. Nosotros desarrollamos la capacidad de llegar con mayor profundidad a las regiones relevantes del cerebro en el tratamiento psiquiátrico", dice el Dr. Zangen.

Dr. Abraham Zangen, Weisman Institute. Foto: institucional

En los ensayos clínicos, los pacientes con diagnóstico de depresión comenzaron a experimentar efectos benéficos tras dos o tres semanas. Posteriormente fueron necesarios "tratamientos de mantenimiento durante cierto tiempo".

Estos ensayos clínicos se llevaron a cabo en 22 centros de Europa, Estados Unidos, Canadá e Israel, además de la Universidad de Harvard y de Columbia. La terapia no presentó efectos secundarios.

Dicho en fácil: la estimulación magnética vendría a ser como un masaje oriental en la región precisa del cerebro, para sentirnos bien. Nada que el genio compositivo de un músico no pudiera conseguir.

"Cuando estés mal / cuando estés solo / Cuando ya estés cansado de llorar / no te olvides de mí / porque sé que te puedo estimular". (De mí, 1990)

 
No puede ser feliz con tanta gente hablando alrededor*
Demasiadas fuerzas e intereses políticos y económicos, danzan alrededor de nuestra psiquis y nuestro sistema neurológico; todos ellos, de la mano de la neuroquímica.

Hipótesis que se divulgan como verdades científicas inequívocas, que apuntalan un negocio millonario y que tienen como mercado el sistema nervioso de las poblaciones, son parte del contexto social y político de nuestra época.

Entre la "ciudad pánico" y la medicalización de la vida cotidiana, lo sucedido con el músico Charly García, no es sino un paradigma de nuestra época.

En ese contexto, Charly García es solo uno más entre tantos. Contenido por un "chaleco de fuerza químico", puede empezar a convencerse que su desmayo sobre un escenario, fue producto de las pastillas; pero… 

Aunque tal vez, como en "El Perseguidor", el relato de Julio Cortázar sobre el músico Charly Parker, García en verdad no sea un perseguido por el universo químico, sino un perseguidor; alguien que lo provoca constantemente y lo desnuda, dejando jirones de salud y de talento en esa carrera loca. "Una gacela que va, tras un tigre que duerme".

No fueron las pastillas, fueron los hombres de gris…

* Versos de canciones de Charly García


[1] N. 1939, en USA. Científica, es la primera mujer que ha sido Editor Jefe de la prestigiosa New England Journal of Medicine. Es Profesor Titular en el Departamento de Medicina Social en la Escuela de Medicina  de la Universidad de Harvard.

[2] The Epidemic of Mental Illness: Why? The New York Review of Books, 23 / 6 / 2011.
Marcia Angell es profesora titular de Medicina Social en la Escuela de Medicina de Harvard. Ex editora jefe de The New England Journal of Medicine. Su último libro es "La Verdad Acerca de las compañías farmacéuticas: cómo nos engañan y qué hacer al respecto". (Abril de 2012)  http://www.nybooks.com/articles/archives/2011/jun/23/epidemic-mental-illness-why/?page=1
[3] "Medicamentos: la mercancía exquisita del capital vernáculo", noviembre de 2008, Rev. Topía, http://www.topia.com.ar/articulos/medicamentos-mercanc%C3%AD-exquisita-del-capital-vern%C3%A1culo  
[4] Periodista y escritor. Es el biógrafo y amigo de Charly García; ha sido su manager y consejero.
[7] Profesor Titular en  Mental Health Sciences, University College London. Es autora de numerosos artículos sobre psicofármacos y psiquiatría. Email: j.moncrieff@ucl.ac.uk

[8] N. 1943, es profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y el Beth Israel Deaconess Medical Center. También es profesor de psicología en la Universidad de Plymouth (GB). Reconocido por su investigación sobre los efectos del placebo, los antidepresivos y la hipnosis, sus análisis sobre los ensayos clínicos de antidepresivos, han influido en las directrices oficiales de tratamientos en GB.
[9] How do psychiatric drugs work? (¿Cómo trabajan  las drogas psiquiátricas?),
[10] Foucoult, Michel: Clase del 17 de marzo de 1976, Defender la sociedad, Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 2008.
[11] Las enfermedades más recientes incluyen: trastorno de ansiedad social (un nuevo uso de medicamentos antidepresivos ISRS), la disfunción sexual femenina (un nuevo uso de Viagra en las mujeres), el "síndrome de piernas inquietas", y el "síndrome del comedor nocturno".
[12]  Leucht S, Hierl S, Kissling W, Dold M, Davis JM. Department of Psychiatry and Psychotherapy, Technische Universität München, Germany. Stefan.Leucht@lrz.tum.de Febrero 2012. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22297588

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